El ministerio Prejuvenil "Locos x Cristo" tiene el objetivo de desarrollar un liderazgo efectivo y de impacto en la vida de los prejuveniles (no son adolescentes, porque no les duele nada).

9.5.09

LAVANDO LOS PLATOS DE NUESTRA MENTE

   

Por: Rodrigo J. Roca


¿Alguna vez te ha tocado la mala fortuna de tener que lavar los platos luego de la cena de la noche anterior?
Imagínate si en la cena, todos comieron comida china, quizás cerdo al horno.
¿Has visto cómo queda la suciedad en los platos de un día al otro, si no los lavamos inmediatamente?
De la misma manera, cuando nosotros vamos caminando en el día a día, nos topamos con episodios que pueden ensuciar nuestra mente.

Ejemplos:
Quizás recibimos un correo electrónico y de allí salta una imagen de una mujer desnuda que rápidamente se nos almacena en nuestra mente.
Quizás estamos en el micro, taxi o caminando y entonces escuchamos una canción de moda que tiene una letra obscena y queda registrada en nuestro pensamiento.

Como esto, pasa con muchísimas cosas en nuestra vida. Situaciones que vemos o escuchamos, quedan guardadas en nuestro cerebro. Una imagen tarda alrededor de 20 años en borrarse de nuestra mente.
Mientras más tiempo dejamos pasar este tipo de situaciones en nuestra vida, es más difícil de limpiar nuestra mente. Lo que comienza como una imagen, se vuelve un pensamiento más fuerte, genera imaginación y luego da comienzo a malos deseos que se convierten en pecado.

Cuando los platos están muy sucios, el agua no es suficiente. Es necesario tener un buen un buen detergente, para asegurarnos que la grasa y toda la mugre no se adhiera en el plato que está siendo limpio. Además debemos de usar una esponja y por último, nuestro propio esfuerzo.
Cuando nuestra mente está sucia, no basta solamente con decir: “No lo vuelvo a hacer”.
Debemos utilizar el mejor detergente espiritual que podamos conseguir: El Espíritu Santo. La esponja es la Autoridad de Jesucristo y la Acción de limpiar nos la da el Mismo Dios Padre, ya que Dios es el que produce en nosotros el querer como el hacer según su buena Voluntad (Filipenses 2:13)

Cuando nosotros tenemos una mente sucia, es vital que nos arrepintamos, que oremos al Señor para que nos ayude a ser fuertes, que reconozcamos que es en el Nombre de Jesús que podemos vencer y que es el Espíritu Santo el que nos da la convicción de las cosas que están erradas en nosotros y nos ayuda a buscar la limpieza para nuestra alma.
Cuando nosotros tenemos fe en que El Padre nos da las fuerzas, Jesús es nuestro aliado para vencer las pruebas y el Espíritu Santo es quien nos acompaña para darnos la convicción de lo que es bueno o malo, entonces tenemos las batallas en nuestra mente ganadas.
Además, recuerda que cuanto más pronto lavamos nuestra mente de suciedad, es más fácil que salga de nuestra vida. Si dejamos pasar tiempo y tiempo, las batallas tardan más en ganarse.
¿Te animas a limpiar tu vida? ¿Tus platos espirituales? Recuerda que con ellos se alimenta tu alma…

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