El misterio de la soledad

   

Muchas veces nosotros empezamos a Caminar en los Brazos de Dios y usualmente somos rodeados de las personas correctas que nos ayudarán a seguir adelante.

Es así que Dios dispone personas con las que compartimos muchas alegrías y tristezas, nuestros amigos, los buenos y los mejores, aquellos con los que compartimos todo.

En la medida que vamos creciendo en el Señor y nuestros llamados se van haciendo más evidentes, gran parte de las veces, tenemos que tener tiempos de soledad.

Muchos lo conocen como prueba o desierto. Prefiero llamarlo el misterio de la soledad.
Si bien Dios habló y dijo que no era bueno que el hombre esté solo, con todo, hay tiempos en que debemos caminar de esa manera delante de Dios.

Es en estos tiempos donde las personas que más queremos se alejan de nosotros, los amigos entrañables dejan de ser aquello, el mundo se sumerge en un sueño profundo y nos quedamos solos.

¿Alguna vez te has sentido que a pesar de estar rodeado de muchas personas a tu lado, te sientes como el hombre o la mujer más sola del planeta? Muchas veces eso pasa en nuestro caminar con el Señor.

El misterio es que Dios te habla y te da instrucciones específicas antes de entrar a estos tiempos. Luego calla y hay un silencio mortal en nuestra vida.

¿El motivo? Simple: nuestra fe es probada. "En lo poco me fuiste fiel, sobre mucho te pondré"
Estos tiempos de desierto y soledad también nos sirven para evaluar nuestras vidas. Defectos y virtudes sobresalen cuando estamos solos, ya que no hay distracciones alrededor que nos desenfoquen de ellos.

¿Y sabes cuándo termina el desierto y la soledad? El momento en que dejamos de depender de nuestras fuerzas para seguir adelante, sino que empezamos a confiar íntegramente en Jesús, entonces tenemos la mitad de la batalla ganada. La otra parte es la obediencia a sus mandatos.

Si estás pasando tiempos de soledad o desierto, no te preocupes, anímate porque hay un propósito para ello. Dios te tiene una bendición al término del mismo.

Dios te guarde y bendiga!